Al concluir el Capítulo Provincial y de vuelta al ritmo comunitario, quienes hemos estado por primera vez (es mi caso) como aquellos que tienen un buen currículum en este tipo de encuentros, puede venirnos la tentación de preguntarnos ¿qué podemos esperar? .
Los treinta y dos religiosos, durante una semana, en sesiones de mañana y tarde, han querido dejar puestos los cimientos para que luego, entre todos, podamos edificar la “domus trinitatis” sobre roca firme y duradera a lo largo de los próximos años.
Una de las primeras frases que se oían al comenzar el capítulo era: “estamos en un tiempo de gracia”. Muchos afirmábamos con la cabeza porque creemos que aún estamos a tiempo, con fuerzas y mucha capacidad para seguir viendo nuestro mañana como trinitarios, con ilusión y esperanza.
No puedo hacer comparación con otros capítulos porque mi “L” me lo impide, pero sí puedo compartir mi grata experiencia de unos días intensos, pero muy fraternos, donde cualquier momento era bueno para hablar sobre la marcha de las sesiones y, si me apuras, de lo divino y de lo humano. El buen ambiente que se respiraba en la sala capitular, capilla, comedor, pasillos… invitaba al diálogo sincero y abierto con quien sabes hay complejidad y búsquedas paralelas.
Se ha querido poner nombre a los cinco pilares de la nueva casa que va a permitir asegurar todo lo demás, si unidos ponemos de nuestra parte. Hay una seria preocupación para que cada uno de nosotros “tú y yo” podamos mejorar nuestra calidad de vida como religiosos, y para que en el campo de la misión consigamos garantizar nuestra identidad trinitaria, sin olvidar a los cristianos perseguidos. Tenemos que seguir trabajando y concienciándonos para que la misión se viva en familia; siempre es mucho mejor trabajar en equipo y compartiendo nuestro rico carisma que siendo islas en medio del océano, un carisma que nos invita también a gestionar los bienes al servicio de la liberación de cautivos. Finalmente, y espero que estemos de acuerdo en seguir trabajando, potenciando y ayudando la PJV porque los jóvenes buscan referentes. Aquí entramos todos, el joven y el no tan joven, requieren de nuestro acompañamiento pero sobre todo de nuestro testimonio de vida feliz.
Llegados a este momento, aún te preguntas ¿qué va a pasar a partir de ahora? Yo lo tengo claro, y lo primero es no preocuparme si tengo que hacer maleta, si me quedo o me voy, si convivo con un hermano u otro (puede dar insomnio y pérdida de apetito). Lo que “SÍ” tengo claro gracias al trabajo antes y después del capítulo, es en la apuesta por la revitalización/reestructuración de la provincia con lo que ello significa y que ha supuesto muchos meses de reflexión, esfuerzo y sacrificio. Espero que no caiga en saco roto y el documento final tenga la acogida que se merece.
Entiendo que ahora es cuando toca a cada uno de los religiosos, paleta en mano, ir levantando alguna pared, ventana o puerta para poder ir preparados a la Asamblea de agosto con algo de trabajo adelantado, meses para seguir interiorizando una apuesta valiente y creíble para el trienio.
Tenemos los pilares ya puestos y albañiles preparados. No olvidemos que estamos bien resguardados y seguros por la Santísima Trinidad y Nuestros Fundadores que nos cubren y protegen en todo momento para que en los momentos de tormenta, viento, frío o calor, que llegarán, nos encuentren todos unidos y trabajando en una edificación donde sabemos que el suelo “ya es nuestro”.
Alejandro Venero Hoyo, osst