El papa Francisco no está pasando nada desapercibido. Ningún sumo pontífice lo ha hecho, pero si bien a San Juan Pablo II se le reconoce como el “Papa de los jóvenes”, a Francisco sin duda se le reconocerá por ser el promotor de una iglesia donde literalmente “cabemos todos”.
Con mensajes claros en sus encíclicas Laudato si’ y Fratelli tutti, ya dejaba entrever una propuesta de cambio y compromiso social para conseguir un mundo mejor para las futuras generaciones a través del reconocimiento mutuo, de la profunda reflexión y del diálogo paciente. El fruto de todo esto se traduciría en 2019 en el lanzamiento del Pacto Educativo Global.
Un pacto que parte de la educación y que busca hacer partícipes a todos los agentes educativos (docentes, alumnos, familias, religiosos y todo aquel que de una manera u otra educa) en el motor del cambio hacia una transformación cultural profunda, integral y a largo plazo. A través de las áreas de Dignidad y derechos humanos; Fraternidad y cooperación; Tecnología y ecología integral; Educación y promoción de la paz y la ciudadanía; y Cultura y religiones, nos propone un pacto global que implique a todos, que afecte a todos.
En ese todos, donde cabemos todos y nos afecta a todos, también tenemos responsabilidad todos aquellos que nos sentimos miembros de la Familia Trinitaria, y es que como veremos más adelante no hay nada del pacto educativo global que sea ajeno a lo que allá en los últimos años del siglo XII moviera a San Juan de Mata a fundar la Orden de la Santísima Trinidad y los Cautivos.
Sin duda, si nos paramos a pensar un poco, no es posible generar espacios de transformación si no es desde el reconocimiento de la libertad de cada una de las personas que habitan este mundo, y es imposible que una transformación sea integral y profunda sino promueve la libertad de las personas. Libertad y transformación para los trinitarios se convierte, por tanto, en nuestra propia traducción del Pacto Educativo Global que nos propone Francisco.
¿Qué podemos aportar a cada una de las áreas del PEG como Trinitarios?
Nuestras parroquias, comunidades, grupos locales, fundaciones y ONG, centros educativos, residencias también están llamados a promover e implicarse en el Pacto Educativo Global. Por eso las cincos áreas que propone el Papa nos servirán de orientación y de luz para el arduo camino que tenemos por delante.
- Ser libres: Dignidad y derechos humanos.
Desde nuestro carisma trinitario de liberación tenemos que apostar por una dignidad y derechos humanos que reconozca en todos y para todos ese derecho a la libertad, a la dignidad y a unas condiciones de vida imprescindibles, donde todos y cada uno de sus derechos como persona se respeten y se protejan. Promover actuaciones que vayan ampliando cada vez más estos aspectos desde el diálogo, desde el caminar juntos, desde la escucha paciente en nuestros centros educativos, en nuestras cárceles, en nuestros hogares de acogida, en nuestras parroquias.
- Hacernos libres: HACERNOS LIBRES
Estamos ante un camino que debemos recorrer desde el reconocimiento del otro como el próximo/prójimo (aunque haya miles de kilómetros de distancia física o incluso ideológica, cultural o religiosa). Un caminar en fraternidad, sintiéndonos todos hermanos y cooperando para hacer realidad ese sueño a veces utópico, a veces tan cercano que se nos presenta en la parábola del Buen Samaritano. Un brazo tendido al apoyo de quien lo necesite y de quién esté dispuesto a dejarlo todo y seguir el proyecto.
- Cuidarnos libres: Tecnología y ecología integral.
Apuntamos hacia un mundo donde la tecnología y la naturaleza están al servicio del hombre. Una tecnología que no nos controle, que no nos quite libertad. Una tecnología no ligada al consumismo, que no genere adicción ni pobreza. Una naturaleza como casa común que nos cuida y que a la vez debemos cuidar. Un don que nos ayuda y que necesita ser ayudado. En conjunto, un mundo sostenible donde avancemos sin generar más caos, sin abrir las distancias de esta realidad supuestamente tan conectada.
- Vivir libres: Educación y promoción de la paz y la ciudadanía.
Buscar soluciones para los conflictos que partan desde la paz, no desde las agresiones, las muertes y el dolor. Una paz que va desde nuestro día a día, hasta los conflictos internacionales más y menos conocidos que destruyen la vida de nuestro planeta. Educar en la libertad, educar en la paz, educar para ser capaces de pactar por un mundo con más justicia.
- Dialogar libres: Cultura y religiones.
Ser capaz de escuchar al otro sin juzgarlo, sin decirle qué tiene que hacer, escuchar desde el corazón y desde una escucha que le haga libre. Conocer a mi prójimo, conocer la libertad pero también los distintos tipos de esclavitud. Conocer para pactar y construir el camino juntos. Conocer y comprender para aprender el uno del otro. Conocer para eliminar el miedo a lo desconocido. Conocer para ser libres.
Libres para transformar
No estamos solos en este camino hacia el Pacto Educativo Global. Instituciones como Escuelas Católicas con “Juntos somos luz” o organizaciones como Enlázate por la Justicia, entre otras muchas ya están moviéndose, pactando, encontrándose y abriendo camino.
Debemos perder el miedo, para convertirnos en ese Buen Samaritano que se detiene, se implica y apuesta por el prójimo. Debemos ser capaces de poner nuestros talentos como Trinitarios al servicio de un mundo donde el cuidado, la justicia social y el amor sean claves, un mundo donde como en la Iglesia del papa Francisco quepamos todos. Un mundo donde además de ser libres para liberar, seamos libres para transformar.
Rafael J. Molina Ropero
Asesor Departamento Innovación Pedagógica
Escuelas Católicas