SANTA INES, VIRGEN Y MARTIR
Patrona de la Orden
28 d eenero
Por Ángel García Rodríguez
La joven Inés murió mártir en Roma en la segunda mitad del siglo III o, más probablemente, a principios del siglo IV. El papa Dámaso honró su sepulcro con un poema, y muchos Padres de la Iglesia, a partir de san Ambrosio, le dedicaron alabanzas. En este día, Juan de Mata, fundador de la Orden de la Santísima Trinidad celebró su primera misa, y en ella fue iluminado por Dios para que fundara la Orden de la Santísima Trinidad. En recuerdo de tal acontecimiento, santa Inés es venerada como patrona de la Orden Trinitaria junto con la Virgen del Buen Remedio.
Evangelio
Mt. 25, 1-13: “¡Que llega el esposo, salid al encuentro!”
Comentario
El relato evangélico nos habla de una fiesta de bodas. Llenas de alegría, un grupo de jóvenes “salen a esperar al esposo”. No todas van bien preparadas. Unas llevan consigo aceite para encender sus antorchas; a las otras ni se les ha ocurrido pensar en ello. Llega el esposo y comienzan las correrías de las jóvenes no prudentes por conseguir el aceite para las lámparas. Para cuando vuelven, “la puerta está cerrada”. Es demasiado tarde.
El mensaje es claro y urgente. Es una insensatez seguir escuchando el Evangelio sin hacer un esfuerzo mayor para convertirlo en vida: es construir un cristianismo sobre arena. Y es una necedad confesar a Jesucristo con una vida apagada, vacía de su espíritu y su verdad. Jesús puede tardar, pero nosotros no podemos retrasar más nuestra conversión. Así lo entendió Santa Inés que prefirió ser la virgen sensata que antepuso la virginidad a la misma vida y por ello fue martirizada por su fe en Cristo.
Oración
Oh Dios, que nos alegras con la fiesta anual de santa Inés, virgen y mártir, a la que hoy veneramos como patrona; concédenos la ayuda de sus méritos a los que hemos sido iluminados con el ejemplo de su virginidad y de su fortaleza. Por nuestro Señor Jesucristo.
Palabra del Santo Reformador
Santa Inés y los Trinitarios
“Desde que me subí al púlpito hasta que me bajé yo no fui mío. Ni sé como hablaba, ni quien me decía las cosas que predicaba. Todo un sermón de excelencias del propio hábito, de su institución y su principio y de las excelencias de Santa Inés en orden a la Religión. Diez o doce explicaciones del título y nombre de la Santísima Trinidad”. (San Juan Bautista de la Concepción. Tomo VIII, 31 b. Roma, 1830-1831).