25 de abril de 1219: Confirmación de la existencia del convento de la Santísima Trinidad en Cuevas de Viana, Navarra. En 1219 el poblado medieval de Cuevas fue anexionado a la villa real navarra de Viana. Su emplazamiento en el camino jacobeo convertían este poblado en la última etapa antes de llegar a Logroño, de modo que los peregrinos consignaron su nombre en las crónicas del Camino.
Se desconoce la fundación del convento, si bien en una bula del 25 de abril de 1219, Honorio III la confirma como casa de la Orden en el reino de Navarra: In regno Navarre domum de Covis cum ecclesia et pertinentiis suis. El año 1240 se celebró un sínodo en Logroño presidido por el obispo de Calahorra Don Aznar, y en sus actas se dice que junto a los abades de San Prudencio de Monte Laturce (junto a Clavijo), Valvanera, San Millán, Císter de Herrera, el prior de los Predicadores de Burgos y de los Franciscanos de Logroño, estaba en la presidencia, al lado del obispo, fray Juan, ministro de la Casa de la Santísima Trinidad de Cuevas.
Teobaldo V, segundo rey de Navarra, en su segundo testamento, otorgado en Cartago en noviembre de 1270, dejó mil sueldos a la casa de Punte la Reina de la Orden de la Santísima Trinidad Redención de Cautivos y a los freires que moran en Cuevas doscientos sueldos para la obra de la ecclesia o por ser otras cosas, si fuere feta la ecclesia.
En 1291, el conde de Baro, al pasar por Roncesvalles camino de Santiago, hizo testamento dejando a ese monasterio varias casas, un molino y otros bienes, pero no debió convenir aquel legado tan lejos de Roncesvalles y los canónigos lo rechazaron, de modo que en 1303, lo permutó por los bienes que los frailes trinitarios tenían en Cuevas. En septiembre de ese mismo año de 1303, Felipe IV de Francia, el Hermoso (conocido por haber disuelto la Orden Templaria), confirmó esta permita, hecha por fray Juan Marchi, procurador de Roncesvalles, con fr. Santiago, procurador del Ministro General de la Orden Trinitaria, pasando a éstos las casas que los canónigos regulares de Roncesvalles tenían en la villa de Bar-sur-Seine, y el convento de Cuevas a los dichos canónigos regulares de Roncesvalles.
Aún se conservan las ruinas de la iglesia de la Trinidad, que los naturales de Cuevas llaman “La Orden”.
Pedro J. Huerta Nuño