En estos días de Pascua, todo cobra nueva vida bajo el manto de la Morenita, nuestra Virgen de la Cabeza. En Sierra Morena, la creación se convierte en un cántico de alabanza mientras se engalana para recibir a su Señora, aquella que ha tocado y conquistado innumerables corazones. El romero y el tomillo perfuman el aire, guiando a miles de peregrinos hacia el cerro del Cabezo, donde la Divinidad espera.
Para nosotros, los trinitarios, es un privilegio acompañar a la Morenita durante todo el año. Andújar, Jaén y toda España se unen en devoción hacia su Patrona, demostrando un amor único por la Virgen. Conscientes de que esta es la romería más antigua de España, nos maravillamos ante la Rosa de Oro que el Papa Benedicto XVI le regaló, símbolo del afecto de toda la Iglesia hacia esta devoción tan arraigada.
Llegan días en los que el deseo de estar cerca de Ella se hace palpable. Subir la calzada centenaria, entrar al camarín y contemplar su mirada nos renueva por dentro. Las fatigas del camino se desvanecen al descubrir que, con la Virgen, todo es más llevadero y gratificante.
Vivir en el Santuario nos muestra que la Morenita siempre nos conduce a Jesús. Experimentamos la gracia de la Eucaristía, buscamos el sacramento de la reconciliación y compartimos la fe en un mundo que tanto la necesita. Ser trinitario aquí es experimentar la acogida y la salvación, donde la misericordia de Dios se derrama en milagros y experiencias de fe.
Llegan días de fiesta y romería, pero la mayor alegría radica en saber que no estamos solos en este camino. Tenemos a una Madre que nunca nos abandona y siempre nos acompaña. Que la Morenita convierta nuestro canto romero en la alegría del Resucitado.
¡Viva la Virgen de la Cabeza! ¡Viva su divino Hijo! ¡Viva la Reina de Sierra Morena! ¡Viva la Morenita! ¡Viva la Rosa de Oro! ¡Viva la Madre de Dios!
P. Manuel García López, osst