30 de noviembre de 1506: Fundación del Convento de la Santísima Trinidad de Barquilla, que después se trasladó a Ciudad Rodrigo. En este día D. Juan Mangas y Dª. Elvira Méndez, no habiendo tenido hijos, fundan en una tierra de su propiedad situada en Barquilla un monasterio para la Orden de la Santísima Trinidad, se hacen donados del mismo y le instituyen como universal heredero de sus cuantiosos bienes, mandándose ambos enterrar con hábito trinitario en la iglesia que se edifique. Ese mismo día, ante el escribano del reino, fr. Domingo de Algoibar, en nombre de fr. Diego de Gayangos, Ministro de Salamanca, acepta la fundación y recibe a los fundadores como donados de la nueva comunidad.
Al año siguiente empezó a edificarse el convento, a media legua del pueblo, y muy pronto entró en él la comunidad, siendo su primer ministro fr. Pedro de la Sama. El ejemplo de los fundadores se repitió con otros fieles de la zona, en 1520 D. Juan Miguel, vecino de Sexmiro, dona y cede a los trinitarios todos sus bienes muebles y raíces y se hace donado del convento de Ciudad Rodrigo. El papa Clemente VII otorga al convento la confirmación apostólica mediante bula dada en Roma a 4 de enero de 1526.
El 1 de diciembre de 1526, fr. Juan Herrera, ministro de Valladolid, tras haber escuchado a fr. Juan de Badajoz, ministro de Barquilla, declaró excomulgado al fundador y donado Juan Mangas, “porque no obedecía los mandatos de confesar u comulgar varias veces al año, ni entregaba las escrituras de los bienes que donó en 1506 y otros que después había adquirido”.
Juan Mangas murió antes del año y el 23 de diciembre de 1527 se firmó un acuerdo de concordia con Elvira Méndez, su viuda, por el que se le cedía el usufructo de la mitad de los bienes que ambos fundadores habían adquirido durante el matrimonio y la casa de Barquilla donde vivía, quedando todo para el convento al morir ella. Esta concordia se ratifico en el Capítulo Provincial celebrado en Sevilla en mayo de 1528.
A causa del lugar malsano, el convento se trasladó a Ciudad Rodrigo, a cuatro leguas de Barquilla, con consentimiento del nuncio D. Leonardo Marini, el 16 de febrero de 1553, y permiso del obispo de Ciudad Rodrigo, que cedió una ermita vecina a la de San Lázaro, fuera y no lejos de la ciudad, en el camino de las Cruces. Dispuesta la nueva vivienda en forma de convento, se hizo el traslado en 1554, siendo obispo D. Pedro Ponce de León. Nunca fue abandonado del todo el primitivo convento de Barquilla, que se conocía como “de la Trinidad del Gozo”, donde siempre hubo algún religioso para la administración de los sacramentos y de la hacienda. En su iglesia ‘ (después ermita) se veneraba la imagen de Ntra. Sra. del Gozo, de mucha devoción en el pueblo.
El 27 de septiembre de 1577 se trasladó nuevamente la comunidad a otro convento, de mejor fábrica y más preparado para la vida religiosa y para que los fieles pudieran acercarse, ya que estaba más cerca de la ciudad, junto a la parroquia de San Andrés. En el convento antiguo quedó una ermita llamada “La Trinidad Vieja”. A este traslado pusieron
reparo los franciscanos y los dominicos, pleito que acabó en concordia confirmada por Gregorio XIII en 1578. En la nueva iglesia había tres imágenes de la Virgen, con los títulos de los Remedios, del Socorro y de Gracia. Por el heroísmo con que asistieron a los apestados por una terrible epidemia en Ciudad Rodrigo, habiendo huido los párrocos, el obispo concedió a este convento el privilegio de ir con su cruz propia, sin asistencia de la parroquia, a los cuerpos de quienes habían de enterrarse en su iglesia.
En 1706m en plena Guerra de Sucesión, los portugueses, ingleses y aliados se apoderaron de Ciudad Rodrigo y ocuparon el convento, que fue bombardeado por las tropas de Felipe V, con lo que quedó arruinado. A los intentos de demolición se opuso fr. Agustín de Barcelona, Provincial de Castilla y obispo electo de la Seo de Urgel, pero costó mucho la restauración. En 1825 sufrió también a causa de la Guerra de Independencia y desapareció por completo. Los frailes se instalaron en unas casas cercanas, pero en 1835, a causa de la desamortización, fue cerrado definitivamente el convento, siendo su ministro fr. Andrés Blanco.