SAN MIGUEL DE LOS SANTOS
San Miguel de los Santos, presbítero de la Orden de la Santísima Trinidad, que se entregó por completo a obras de caridad y a la predicación de la palabra de Dios. (1625)
Nació el 29 de septiembre de 1591 en Vic (Barcelona, España), en el seno de una familia muy piadosa y siendo el séptimo de ocho hermanos.
Ingresa en el convento de los trinitarios calzados de Barcelona en 1603. En 1606 inicia el noviciado en San Lamberto (Zaragoza), profesando el 30 de septiembre de 1607.
Llevado por el espíritu de la reforma, se pasa a la descalcez. Toma el nuevo hábito en Oteiza, cerca de Pamplona. Realiza su segundo noviciado en Madrid y Alcalá de Henares, profesando en esta ciudad el 29 de enero de 1609.
Fue conventual en La Solana y Sevilla de 1609 a 1611. Estudió filosofía en Baeza desde 1611 a 1614, año que fue enviado a Salamanca a cursar la teología. Al cabo de un año regresó a Baeza, donde concluyó sus estudios teológicos. Desconocemos el lugar y fecha de su ordenación. Durante los siete años que reside en Baeza (1615-1622) ejerció de confesor, predicador y vicario. Finalmente es enviado a Valladolid en mayo de 1622, como ministro del convento, en donde fallece el 10 de abril de 1625, a los treinta y tres años de edad.
Vivió su ideal cristiano en la descalcez trinitaria, con sencillez y rigurosa observancia. Destacó por su profundidad mística, mostrada, sobre todo, en su devoción al sacramento de la Eucaristía y en sus frecuentes éxtasis. Se distinguió también por la continua mortificación de su cuerpo y por una intensa vida de apostolado. Se le atribuye un breve tratado místico sobre la tranquilidad del alma. La Orden Trinitaria lo reconoce como patrón de la juventud trinitaria. Fue beatificado el 2 de mayo de 1779 y canonizado por Pío IX el 8 de junio de 1862, fecha en que, la Orden de la Santísima Trinidad, celebra su fiesta.
Oración: Señor, Tú que acoges nuestras peticiones, haz que por intercesión de San Miguel de los Santos y con su ayuda, tengamos siempre puesta nuestra esperanza en Ti y sintamos que ante las dificultades de la vida Tú sales siempre a nuestro encuentro. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.