BEATO DOMINGO ITURRATE, PRESBITERO
11 de mayo
Por Ángel García Rodríguez
Domingo Iturrate Zubero nació en el barrio de Biteriño de Dima (Vizcaya) el 11 de mayo de 1901. Sus padres eran labradores y era el primero de una familia numerosa de 11 hijos e hijas. La educación cristiana y su inclinación a los actos de piedad le condujeron a pedir al párroco que le admitiera como monaguillo. Sintiéndose llamado por Dios para una vida de seguimiento radical de Jesús, pide ser admitido en el Seminario Trinitario de Algorta (Vizcaya). El maestro da de él este testimonio durante su vida de seminarista: “Vi en él un adolescente humilde, devoto, obediente, recogido, equilibrado, alegre, sensato”. Tras realizar su noviciado en el santuario de la Bien Aparecida (Santander) y cursar sus estudios teológicos en Roma, es ordenado de sacerdote en dicha ciudad el 9 de agosto de 1925. Su lema fue: “Buscaré en todas mis acciones la voluntad de Dios y su gloria”.
Fue un enamorado de la eucaristía. Herido de muerte por la tuberculosis, dejó este mundo a la edad de 26 años, poco más de un año y medio de su ordenación sacerdotal, en Belmonte (Cuenca) el 7 de abril de 1927. Desde una actitud de fe profunda, aceptó una muerte que daba al traste con todas sus ilusiones de anunciar el evangelio, de dar a conocer a la Santísima Trinidad, en tierras de misión. Sus restos reposan en la parroquia trinitaria del Santísimo Redentor de Algorta (Bilbao). Fue beatificado por el papa Juan Pablo II el 30 de octubre de 1983.
Evangelio
Lc. 12, 35-40: Lo mismo vosotros, estad preparados
Comentario
Jesús insiste en la espera y la vigilancia: “Esten preparados”. Dios espera pero no avisa; nos espera, porque es bueno y misericordioso. Nos invita a que estemos siempre preparados para ir a su encuentro. Así lo entendió el joven trinitario Domingo Iturrate. A los ojos de los hombres no era lógico que con sólo 26 años, Dios se lo llevara. Pero a los ojos evangélicos de Jesús, el padre Domingo Iturrate, sabía muy bien de quien se había fiado en este mundo.
Ante esa muerte eminente que se le acercaba en la flor de su juventud, el padre Domingo Iturrate seguramente tras releer esta espera y vigilancia ante el Señor que llega sin avisar, se puso en manos de Dios. De este modo escribía a su compañero, hoy venerable Padre Félix de la Virgen: “En la casa de Dios hay muchas moradas. Importa que cumplamos la voluntad de Dios. A algunos Dios los llama en la flor de la edad. A otros les reserva grandes trabajos y luchas. Todo puede ser ocasión de mérito y ninguno se pierde sino por su negligencia”. Espera, vigilancia, oración, ilusión misionera y hacer la voluntad de Dios, son las claves evangélicas que nos deja el joven Domingo Iturrate.
Oración
Dios todopoderoso y eterno,
que has querido dejarnos
en el beato Domingo Iturrate
un claro testimonio de perfección evangélica
y de ferviente devoción a los misterios
de la Santa Trinidad y de la Sagrada Eucaristía,
Concédenos, por su intercesión,
la gracia de reconocer en ti la fuente de todo bien,
para que amándote con todo el corazón en esta vida,
podamos alabarte por siempre en el cielo.
Por nuestro Señor Jesucristo.
Palabra del Santo Reformador
Mirar y hallar a Dios
“Alma que así está empapada y unida con Dios, donde quiera que mire, mira a Dios y halla a Dios “(San Juan Bautista de la Concepción. Tomo VIII, 506 b. Roma 1830-1831).