A pesar de que se duda de la veracidad de los hechos, parece ser que propiciados por el ambiente antisemita previo al decreto de expulsión de los judíos, la historia y veneración de San Cristobalito, conocido también como Santo Niño de La Guardia, ha formado parte de la tradición trinitaria.
Según la tradición, el niño Cristóbal sufrió el martirio el 31 de marzo de 1491, viernes santo, en una cueva cercana al pueblo toledano de La Guardia. Había sido secuestrado en Toledo por un grupo de judíos que pretendían vengar la persecución a la que veían sometidos los conversos. Todos los datos sobre el martirio sufrido por el niño están en el proceso que la Inquisición realizó sobre los judios conversos de La Guardía Alonso Franco, Lope Franco, García Franco, Juan Franco, Juan de Ocaña, Benito García, y los judíos Yucef Franco y Mose Abenamías, los primeros condenados por herejía, apostasía y crímenes contra la fe católica y los segundos condenados por la autoridad civil. Todos ellos murieron quemados en la hoguera en Ávila el 16 de noviembre de 1491.
El niño había sido secuestrado en Toledo, llevaba un hábito trinitario porque sus padres habían hecho por él un voto a la Santísima Trinidad, y además eran amigos de los trinitarios de Toledo. Según los procesos de la Inquisición hicieron sufrir al niño los mismos tormentos de Jesús en la pasión, incluída la crucifixión.
En el lugar del martirio se construyó una ermita, de la que fueron capellanes y guardianes los trinitarios hasta la desamortización del s. XIX. Entre los guardianes encontramos a dos insignes santos trinitarios: San Simón de Rojas y San Juan Bautista de la Concepción.
Su fiesta se celebra el 25 de septiembre.