“Los resultados de las experiencias de aprendizaje tienen una aplicación real e inmediata y las personas pueden transferirlos a sus vidas”.
La afirmación no es mía, sino de David Barreda, el formador que nos ha acompañado a los equipos directivos de los centros FEST en El Pardo durante estos dos días.
El reencuentro entre directores titulares, pedagógicos, administradores y coordinadores de evangelización y pastoral siempre supone sentir la alegría y el cariño. En un mundo cada vez más conectado digitalmente, a veces puede parecer fácil perder de vista la importancia de las conexiones humanas cara a cara. Pero, cuando nos reunimos, nos damos cuenta de que hay algo especial en esas relaciones que perdura a través del tiempo y la distancia.
Y, realmente, “reunirnos” ha sido la palabra clave… Tras el agrupamiento con nuestros homólogos para tratar ciertos temas de ámbito más concreto, dimos paso a las horas de formación bajo el título de “CLAVES DE EFECTIVIDAD: gestión de reuniones”. David Barreda, el ponente, nos ha llevado a desarrollar habilidades y estrategias para la gestión de reuniones, definiendo objetivos, mejorando los procesos de comunicación y estimulando la toma de decisiones para el incremento de la efectividad de los equipos directivos.
Previamente, todos tuvimos que rellenar un cuestionario para la detección de necesidades y se descubrieron cuatro áreas críticas en él: la efectividad del tiempo, gestión de reuniones, toma de decisiones y seguimiento de acuerdo, así como dirección de las relaciones entre los miembros de los equipos. Y estos han sido los cuatro ejes sobre los que han versado las horas de formación.
David Barreda estableció unas normas de comportamiento entre nosotros, tal y como los docentes establecemos en el aula: puntualidad, participación, regla del silencio y movimiento continuo, teníamos prohibido establecer nuestro “campamento base” en cualquier lugar de la sala, era importante compartir, dialogar, encontrarnos unos con otros.
Nos hemos traído de vuelta muchas ideas clave como hablar de efectividad (que es un hábito y se puede aprender), en vez de productividad; o reconocer que el trabajo del conocimiento, racional y reflexivo consume energía; o entender que el tiempo no se gestiona, se gestiona la atención; que necesitamos momentos para pensar, priorizar y hacer; también, que hay que transformar los inputs en “tareas evidentes” y tachables.
En cuanto a la gestión de reuniones, hemos detectado los propósitos que debe tener toda reunión y que el líder es el gestor del significado de un grupo. Su labor es tan importante que determinará la norma emocional del grupo, marcará el tono emocional de la reunión. Nos ha tocado reflexionar sobre la formulación de críticas y preguntas a los miembros de la organización, el reconocimiento de si merece la pena formularlas o si es el momento de llevarlas a cabo… Hemos descubierto que, lamentablemente, el ser humano aprende más rápido a defenderse que a relacionarse.
Tras los momentos compartidos, hemos regresado a nuestros lugares de origen satisfechos, contentos, con un “compinche” que velará por el cumplimiento de nuestros compromisos o propósitos y sin PEROS, que es el “borrador universal” … Así que GRACIAS a todos los que lo han hecho posible.
Lourdes Carmona Fernández, dirección Área Pedagógica FEST