En estos días previos al Capítulo Provincial, las hermanas trinitarias de Martos se unen a vosotros a través de la oración al Dios Uno y Trino, para que la gracia del Espíritu Santo os ilumine el corazón a todos los hermanos capitulares de esta Provincia que lleva en su nombre a la tercera persona de la Santísima Trinidad.
Un Capítulo es un momento de gracia, de Kairós, en el que ponernos a la escucha para buscar los caminos que el Dios Uno y Trino nos vaya mostrando para hacer frente a estos momentos de la historia de la Provincia, asumiendo las dificultades por las que vamos atravesando (la Madre Iglesia y nuestra Provincia en tiempos de carencia de vocaciones y de persecución en los lugares más conflictivos en los que se hallan los hermanos), pero todos unidos remando en una misma dirección para llegar al puerto seguro donde nos espera el Dios Trinidad que es Amor sin medida.
El Papa Francisco hablaba, en su mensaje de Cuaresma, de una crisis de esperanza. Nuestra misión se enraíza en renacer a la auténtica esperanza donde el ser humano sea capaz de encontrar lugar para que la dignidad de la persona sea respetada y protegida, donde se establezcan puentes donde tantas veces se levantan muros y donde el servir sea la mejor forma de amar.
Son múltiples los retos que afronta nuestra forma de vida, pero contamos con el ejemplo de nuestros fundadores, de quienes supieron abrir las puertas de su corazón al Dios en quien creían y a quien amaban: San Juan De Mata y San Félix de Valois, San Juan Bautista de la Concepción, Beata Madre Francisca de la Encarnación y otros muchos hermanos y hermanas que a lo largo de los siglos han desgastado su vida al servicio de los cautivos y vulnerables de nuestra sociedad, siendo fiel ejemplo de entrega total, oración, humildad, obediencia y servicio… para todos nosotros.
Próximos al día del Amor Fraterno, las hermanas de la Santísima Trinidad de este monasterio de Martos queremos estar más unidas si cabe a nuestros hermanos, que, como orden mendicante, necesita el apoyo de la contemplación y como contemplativas, necesitamos el servicio y la entrega de nuestros hermanos, para poner de manifiesto nuestro carisma trinitario y así poder responder con corazón bien dispuesto a la llamada de Dios y a las necesidades de nuestro mundo de hoy.
Que nuestra forma de vida cuestione a los jóvenes de nuestro tiempo, les interpele la Palabra de Dios y se muestren dóciles a la llamada del Padre para seguir las huellas de Nuestro Señor Jesucristo, en esta vida y regla de la Orden de la Santísima Trinidad, con apertura y acogida, rompiendo las fronteras que a veces nos esclavizan y nos hacen mirar egocéntricamente, impidiendo a Dios, sin barreras ni fronteras, ser el centro de nuestra vida religiosa.
Pidiendo la intercesión de nuestra Beata Francisca de la Encarnación por el fruto del Capítulo y deseando que el Espíritu Santo os ilumine a todos y os guíe para elegir a los que tienen que dirigir a la provincia con espíritu trinitario. Dios Trinidad os bendiga.
Sor Jessy
Trinitaria Contemplativa