Ayer, 5 de diciembre, en una eucaristía presidida por el General de la Orden de la Santísima Trinidad, el P. Luigi Buccarello, se llevó a cabo la solemne bendición del recién inaugurado altar dedicado a la Beata Francisca de la Encarnación en la Iglesia de la Santísima Trinidad de Martos.
La vida de la Beata Francisca de la Encarnación, también conocida como Sor Francisca, es un testimonio de devoción y sacrificio. Nacida el 2 de febrero de 1873 en Martos (Jaén), esta monja de la Orden de la Santísima Trinidad ingresó al convento de clausura en 1889. A pesar de haber sido educada por religiosas de vida activa, tomó el hábito en 1893 y profesó solemnemente el 5 de julio de 1894.
Sor Francisca desempeñó roles significativos dentro de la comunidad, sirviendo como enfermera y sacristana, y mostró una devoción inquebrantable a pesar de los desafíos físicos que enfrentaba debido a padecimientos reumáticos. Su vida religiosa estuvo marcada por la obediencia y la observancia de los votos y las reglas de la Orden.
El 18 de julio de 1936, el monasterio de la Santísima Trinidad de Martos se vio afectado por la violencia de la guerra civil. Sor Francisca y sus compañeras se vieron obligadas a abandonar el monasterio, refugiándose en casas de familiares y amigos. A pesar de las dificultades, Sor Francisca continuó su vida de oración.
Sin embargo, la tragedia golpeó el 12 de enero de 1937, cuando Sor Francisca fue detenida junto con otras religiosas trinitarias y la madre Victoria de Jesús, superiora de las Hijas de la Divina Pastora. En una noche fatídica, fueron llevadas a los calabozos del ayuntamiento y posteriormente fusiladas en Casillas de Martos.
La valentía de Sor Francisca y sus compañeras en enfrentar el martirio con alegría y fidelidad dejó una profunda huella en la memoria de la comunidad. Su beatificación en Roma el 28 de octubre de 2007 fue un reconocimiento a su sacrificio y devoción ejemplares.
La bendición del nuevo altar dedicado a la Beata Francisca de la Encarnación se convierte en un acto de homenaje y memoria, recordando la vida de esta valiente mujer que entregó su vida por la gloria de Dios.