En una cariñosa entrevista que destaca la fuerza, la fe y el espíritu competitivo, el periódico digital MARCA ha puesto en portada a un hermano trinitario: el Padre Andrés, o Andresín, como cariñosamente le llaman sus hermanos. Este compañero trinitario, residente en Málaga, ha cautivado corazones con su pasión por el pádel, su entrega a los más desfavorecidos, su admirable vitalidad a los 80 años y su valiente superación de dos batallas contra el cáncer.
La entrevista realizada por MARCA revela la extraordinaria vida de Andrés González García, conocido cariñosamente como el ‘cura del pádel’. A pesar de su edad y sus desafíos de salud, Andrés juega regularmente partidos de pádel con compañeros que podrían ser sus nietos, demostrando una destreza sorprendente en el campo de juego.
Su historia es un testimonio de perseverancia y gratitud hacia Dios por cada día de vida. A pesar de enfrentar el cáncer en dos ocasiones, Andrés encuentra su fortaleza en su fe y en la llamada que recibió hace décadas para servir como sacerdote trinitario.
La entrevista revela momentos entrañables, como cuando Andrés muestra una cruz plateada, un regalo de un preso, que lleva colgada del cuello, recordando siempre lo primero en su vida: Dios y los pobres. «Demos gracias a Dios por la vida», susurra, reflejando su profunda vida espiritual.
Pero Andrés no solo es un ejemplo de fe y superación, también es un competidor formidable. Sus compañeros de juego lo describen como un espectáculo en movimiento, sorprendidos por su velocidad, agilidad y habilidades técnicas a pesar de su avanzada edad.
La historia de Andrés trasciende el deporte. Utiliza el pádel como una forma de evangelización, integrando su pasión por el deporte con su vocación religiosa. Su dedicación a la Iglesia y a la Orden Trinitaria no se limita solo a la cancha de pádel, sino que se extiende a su trabajo como capellán en la cárcel de Alhaurín de la Torre, donde utiliza el deporte como herramienta para conectar con los internos.
La vida del Padre Andrés es un recordatorio inspirador de la fuerza del espíritu humano y la importancia de vivir cada día con gratitud y confianza en Dios. A sus 80 años, sigue desafiando al tiempo y al cáncer, dejando un legado de fe, amor y deportividad que inspira a todos los que tienen el privilegio de conocerlo.
Fuente: MARCA