El pasado 28 de septiembre, la Catedral de la Almudena en Madrid acogió el IV Centenario de la muerte de San Simón de Rojas, santo trinitario cuya vida y obra han dejado una huella imborrable en la Iglesia y en la sociedad. La Eucaristía solemne estuvo presidida por el Cardenal José Cobo, Arzobispo de Madrid, y congregó a numerosos fieles, religiosos y miembros de la Familia Trinitaria, quienes se unieron en una emotiva jornada de oración y agradecimiento.
Un santo cercano y comprometido
El Cardenal Cobo, en su homilía, recordó la figura de San Simón de Rojas como un santo profundamente vinculado a Madrid y Valladolid, pero sobre todo como un hombre que supo integrar oración, caridad y acción en su vida diaria. Describió a San Simón como un «espejo donde todos nos podemos mirar», y subrayó su cercanía a los más pobres y marginados, su amor por la Virgen María y su dedicación incansable a la oración.
El arzobispo destacó cuatro pilares fundamentales que definen la vida de San Simón y que continúan inspirando a la Orden Trinitaria hoy en día:
- El amor a los pobres: San Simón fue un defensor incansable de los más necesitados, ayudando a esclavos, presos, mujeres marginadas, niños de la calle y personas hambrientas. Su compasión y compromiso con la redención y liberación siguen siendo una luz para la misión de la Orden en la actualidad.
- El papel del laicado: El Cardenal Cobo recordó la importancia que San Simón otorgó al laicado, organizando grupos de fieles para una ayuda más eficaz y duradera. Su Congregación del Ave María, que aún hoy sigue dando de comer a los más pobres de Madrid, es prueba de su visión y legado.
- La oración: Como maestro de oración, San Simón supo integrar contemplación y acción, reconociendo que la oración es la fuente de toda misión apostólica. El Cardenal subrayó la necesidad de mirar a San Simón como modelo de unión entre la oración y la caridad.
- La devoción a la Virgen María: Conocido como el «Padre Ave María», San Simón mantuvo una relación cercana y confiada con la Virgen, quien siempre estuvo presente en su vida y misión. Esta devoción sencilla y profunda sigue inspirando tanto a los religiosos como a los laicos de la Familia Trinitaria.
Una Familia Trinitaria unida en la fe
La celebración contó con la presencia de la Familia Trinitaria en sus diversas ramas, encabezada por el Ministro Provincial de la Provincia del Espíritu Santo, Fray Pedro Aliaga Asensio, junto a religiosos, religiosas, laicos y laicas de España y otros países. También estuvieron presentes representantes de diversas fundaciones y obras sociales trinitarias, como la Fundación Prolibertas y la Fundación Educativa Santísima Trinidad (FEST), así como voluntarios del Comedor Ave María y otros grupos vinculados al legado de San Simón de Rojas.
El evento fue un testimonio vivo de la continuidad del carisma trinitario, que sigue trabajando por la liberación de los más oprimidos y marginados, tal como lo hizo San Simón hace 400 años.
La vigencia de un santo para hoy
El Cardenal Cobo concluyó su homilía agradeciendo a la Familia Trinitaria por mantener vivo el espíritu de San Simón en sus múltiples iniciativas sociales y eclesiales. “Gracias a todos en nombre de la Iglesia por vuestro trabajo y dedicación”, fueron sus palabras finales, invitando a seguir construyendo una Iglesia comprometida con los pobres y fiel a la oración y devoción mariana.
La celebración de este IV Centenario fue un recordatorio de la actualidad del mensaje de San Simón de Rojas, quien, a través de su vida, nos invita a vivir con mayor compromiso la fe en Jesucristo, especialmente en el servicio a los más necesitados.
Un encuentro con la historia
Como curiosidad, la celebración coincidió con la presencia en la Catedral de la imagen de la Virgen del Dulce Nombre, de la Hermandad de Nazarenos de Nuestro Padre Jesús Nazareno ‘El Pobre’, una cofradía vinculada históricamente a la tradición trinitaria. Al finalizar la ceremonia, Don Francisco Emilio Fernández, un hermano recientemente liberado, ofreció un emotivo testimonio agradeciendo a la Orden Trinitaria por su dedicación y ayuda en su reintegración a la sociedad.
Este IV Centenario nos invita a continuar trabajando, como lo hizo San Simón, por la liberación y dignidad de todas las personas, confiando siempre en la oración y en la protección de la Virgen María.